ANTES: ¿Cómo se forma el acné?
El acné es una patología común en Latinoamérica, que se caracteriza por la aparición de brotes, espinillas, puntos negros, entre otros síntomas. El acné se presenta, principalmente,debido a un mal funcionamiento de los folículos pilosebáceos.
El primer paso en el proceso del acné es la hiperseborrea, es decir cuando existe un aumento en la producción de sebo e hiperseborrea y diseborrea. Consecuentemente, el folículo pilosebáceo se obstruye (hiperqueratinización), lo cual da pie a que la bacteria C.acnes empiece a desarrollarse y proliferar. Como último paso, se desencadena el proceso inflamatorio.
Las lesiones provocadas por el acné pueden tener distintos grados de severidad y requerir diferentes formas de tratamiento. La forma más sencilla de dividir el acné es en tipos inflamatorios y no inflamatorios.
El acné no inflamatorio es el tipo más fácil de detectar y se refiere a los poros obstruidos que aparecen como puntos negros y blancos.
Cualquier brote con apariencia roja o más robusta se clasifica como acné inflamatorio. Esto puede variar desde pápulas y pústulas, hasta nódulos y quistes más graves. También existe el acné más profundo y doloroso, cuyos bultos suelen ser más grandes y se sienten como si estuvieran debajo de la piel.
Si presentas alguna de estas lesiones, es importante acudir con tu dermatólogo para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado a las necesidades de tu piel: Desde una rutina adecuada para el cuidado de la piel, hasta la toma de medicamentos.
DESPUÉS: Hiperpigmentación Postinflamatoria
Las manchas post acné aparecen como resultado de irritaciones e inflamación de la piel, al alterarse la barrera cutánea y la liberación de melanina. Los signos clínicos comunes después del acné son manchas y contornos irregulares y mal definidos.
Rutina durante tratamiento de acné
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