La exposición al sol tiene importantes beneficios para el organismo, debido a la vitamina D que proveé, lo cual ayuda a fortalecer los huesos y mejora el sistema inmune, pero también hacerlo sin protección puede generar graves riesgos. La continua exposición solar puede causar dos tipos de daños:
Daño agudo:
- Alergia. Que es recurrente y se puede manifestar con enrojecimiento principalmente.
- Quemaduras.Que además de enrojecimiento causan dolor y otro tipo de inflamación.
- Manchas. De diversos tamaños que pueden llegar a ser permanentes.
- Melasma. Son placas de pigmentación color marrón oscuro.
Daño crónico:
- Fotoenvejecimiento. Tu piel presentará signos como cambios de color, pérdida de suavidad y desarrollo precoz de arrugas.
- Manchas o lentigos. Manchas de entre 1 a 15 mm de tamaño.
- Cáncer de piel. Es el crecimiento anormal de las células de la piel que regularmente sucede al borde de un lunar.
El daño a la exposición solar es acumulativo
Cada exposición sin protección queda “grabada” en los genes de nuestras células y aumenta el riesgo de padecer manchas, foto-envejecimiento, 80% del envejecimiento es causado por el sol.
Éste se ve reflejado como flacidez, arrugas y pérdida de tonicidad, debido a la disminución y al daño en la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico, que puede derivar en cáncer de piel.