La piel del rostro pierde agua a diario y esa pérdida afecta a hombres y mujeres de todo el mundo, independientemente de su edad o del tipo de piel. La piel es un ecosistema inteligente y dinámico que interactúa de manera permanente con el entorno. En condiciones normales, la piel podría rehidratarse de forma natural, pero algunos factores externos como la contaminación, rayos UV, tabaco, alcohol, fatiga, estrés y el cambio climático aumentan la deshidratación de la piel al alterar sus mecanismos naturales. Se altera la función de hidratación natural de la piel que se deshidrata. La epidermis puede descomponerse, formar microarrugas y tensarse. Como consecuencia, la tez pierde su color natural y luminosidad.
Probado bajo control dermatológico