El médico evaluará primero la extensión de la psoriasis, sus repercusiones, la existencia o no de síndrome metabólico y del consumo excesivo de alcohol o de tabaco. Él verificará si existe algún reumatismo asociado o si un factor detonante o facilitador particular puede volverse a presentar.
La interrupción de raspaduras es fundamental, ya que favorece a las placas. La interrupción de factores tóxicos (alcohol, tabaco) es más que deseable.
Las psoriasis resistentes a terapia son raras porque los tratamientos son diversos y se adaptan a diferentes formas. Sin embargo y afortunadamente, la mayoría de los casos de psoriasis son de extensión que va de ligera a moderada y no justifican que se les dé un tratamiento «pesado».
En este sentido, basta con los tratamientos locales aunque deben aplicarse de manera regular cuando esta patología sea crónica. Si se interrumpe el tratamiento, las lesiones reaparecen.
Como parte de los tratamientos locales se tienen: los corticoides y los derivados de la vitamina D. La hidratación cotidiana de la piel con cremas es fundamental para limitar las recaídas: una sequedad cutánea facilita las recaídas. Las escamas del cuero cabelludo se pueden atender con un tratamiento queratolítico (ácido salicílico, urea).
Y entre los tratamientos para la psoriasis generales se encuentran: la fototerapia con el dermatólogo, los retinoides, el metotrexato, la ciclosporina, los medicamentos creados a partir de biotecnologías.